Marcelo Comini: la colaboración como pilar para el trabajo científico
Marcelo Comini es responsable del Laboratorio de Biología Redox de Tripanosomátidos del Institut Pasteur de Montevideo desde 2008, cuando ingresó luego de ser seleccionado en el segundo llamado para jóvenes investigadores del programa para crear grupos a cinco años (G5).
Argentino de nacimiento, antes de radicarse en Uruguay, estudió en la Universidad Nacional del Litoral, en la provincia de Santa Fe, luego hizo un doctorado en el área de tripanosomas en la Universidad Técnica de Braunschweig de Alemania y un postdoctorado en bioquímica enfocado al diseño de fármacos en Heidelberg del mismo país.
Después de 16 años en el instituto, Comini repasa los hitos de su grupo, reflexiona sobre la importancia del trabajo colaborativo en la ciencia y la necesidad de un enfoque multidisciplinario para el tratamiento de enfermedades infecciosas.
Volviste a la región luego de estudiar en Alemania gracias al programa G5 del instituto. ¿Cómo impactó esta herramienta en tu carrera?
Fue una herramienta muy valiosa. Cuando uno llega a la región y quiere trabajar de forma independiente es fundamental tener recursos para hacerlo de manera no condicionada, con libertad. En cuanto al impacto regional, se ha traducido en generar redes de colaboración que permiten que otros grupos accedan a los conocimientos que uno ha desarrollado.
La herramienta 5G también nos permitió participar en muchos cursos de posgrado y posibilitó que mucha gente de la región haya venido a formarse y realizar pasantías en nuestro laboratorio. Ha tenido un excelente impacto.
En estos 16 años de trabajo como investigador principal de tu laboratorio, ¿qué hitos o etapas podrías señalar?
A nivel científico, lo más importante fue consolidar un grupo de investigación comprometido, con una productividad destacada. También fue construir una red de colaboradores con la filosofía y el encare que le da nuestro grupo a la investigación. Creemos que el conocimiento no es algo que está encerrado en nuestro laboratorio, sino que nos gusta y entendemos que es necesario colaborar, aportar y ofrecer los conocimientos que uno desarrolló.
¿Cómo asumen esta forma colaborativa de trabajo desde el laboratorio?
En la primera reunión del año se hace un balance histórico del desarrollo que ha tenido el laboratorio y se repasan los logros del último año para fijar objetivos para el próximo. Un punto que monitoreo siempre es la participación y contribución de nuestro grupo en trabajos, tanto en donde se tiene un rol protagónico como en donde se tiene un rol secundario. En este aspecto, tenemos un buen balance entre ambos roles.
Este equilibrio refleja la filosofía del grupo con respecto a hacer ciencia. No somos un grupo que hace el trabajo por sí solo, sino que tenemos muy buena colaboración con otros laboratorios. Es parte de nuestra filosofía trabajar de esta forma.
¿En qué trabaja el laboratorio hoy?
Siempre tuvimos tres líneas de investigación que se han actualizado, pero no han variado en su núcleo. Una de ellas consiste en investigar preguntas relacionadas al metabolismo de organismos patógenos unicelulares, que son parásitos que causan infecciones en el ser humano y en animales. Tratamos de identificar qué moléculas de estos organismos son necesarias para la proliferación o para causar enfermedades y las tenemos como blanco terapéutico.
La otra línea de investigación tiene que ver con el descubrimiento de compuestos con potencial farmacológico, nutridos de la información que uno obtiene con la colaboración con grupos de la Facultad de Química. Ellos nos abastecen de compuestos que nosotros evaluamos contra los organismos patógenos o contra los blancos moleculares de esos organismos para identificar alguno que se perfile como potencial fármaco.
La tercera línea es el desarrollo e implementación de los sensores basados en proteínas fluorescentes. Tratamos de indagar en la bioquímica de células que pueden ser hospederas (hay patógenos que viven en las células). Se hace de forma no invasiva porque a través de técnicas de fluorescencia podemos estudiar qué es lo que sucede dentro de la célula sin dañar al organismo.
Nuestro laboratorio forma parte del Programa de Tecnología Molecular, Celular y Animal (ProTeMCA) del instituto y algunos estudios se hacen en el marco de ese programa. Para el análisis usamos técnicas de microscopía, citometría de flujo o de imagenología, que involucra también a la Unidad de Biotecnología de Animales de Laboratorio (UBAL), la Unidad de Bioimagenología Avanzada (UBA) y la Unidad de Biología Celular (UBC).
En nuestro laboratorio trabajamos con patógenos que tienen una característica interesante y es que algunos de ellos modifican su superficie. La mayoría de las vacunas hacen que nuestro organismo genere anticuerpos para reconocer al patógeno y marcarlo para ser eliminado por células de nuestro sistema inmune. Hay especies de patógenos con los que trabajamos que cambian constantemente las moléculas que ponen en su superficie, de modo que cuando preparamos una vacuna que está dirigida contra moléculas A, una nueva generación de estos parásitos pasa a tener una molécula B y ya no es reconocida por el anticuerpo. De esa forma evita que sea reconocido por el sistema inmune y la vacuna ya no es efectiva.
Hasta la fecha no se ha encontrado cómo generar anticuerpos que reconozcan otros sitios (de la célula) que no sean tan variables. No es una estrategia viable la profilaxis con vacunas para prevenir la mayoría de estas enfermedades.
La inmunoterapia no tiene muchas perspectivas de desarrollo, por eso, la quimioterapia, los fármacos, por lo pronto, siguen siendo la forma más efectiva para controlar la infección y curar estas enfermedades.
La ciencia está progresando de manera impresionante. Uno puede encontrar mecanismos alojados en el huésped y dirigir compuestos de manera selectiva a las células infectadas para que no le hagan daño al resto de las células (que no están infectadas). Entonces no tenés problemas de toxicidad.
Para ustedes, que trabajan con tripanosomas, ¿cómo afectó el estudio de los parásitos el gran foco puesto en los virus durante la pandemia?
En la pandemia nos reinventamos y redirigimos nuestros esfuerzos y conocimientos para volcarlos al SARS-CoV-2. Esta experiencia nos permitió identificar inhibidores o compuestos con actividad antiviral dirigida contra determinado virus. Así aprovechamos el conocimiento que teníamos en esa área. A su vez, mantuvimos el trabajo con tripanosomas, que se vio ligeramente enlentecido porque los recursos son finitos y hubo que desplazarse hacia otra área de interés, pero lo demás se continuó desarrollando.
Los tripanosomas causan enfermedades curables, pero que afectan a población vulnerable que no puede costear su tratamiento. Esta realidad se da desde hace muchos años. ¿Cómo afecta esta situación a la producción de fármacos?
Muchas de estas enfermedades podrían resolverse con medidas que no tienen base en un laboratorio, por ejemplo, mejores edificaciones, urbanización, control de plagas. Con medidas de este tipo uno lograría tener muy controladas las enfermedades biológicas, que se dan en los contextos más vulnerables, en zonas no urbanas que no tienen acceso a un diagnóstico temprano, y entonces pasan a ser no curables. Las poblaciones más afectadas son de recursos económicos bajos y la industria farmacéutica no ve un rédito económico en producir los fármacos.
Los tratamientos crónicos con buenos precios redundan en mayores ingresos para las empresas farmacéuticas, y como las enfermedades infecciosas se curan, no hay que continuar con la compra de medicamentos. Con la pandemia sucedió lo mismo: no había tratamiento. Si uno mira la disponibilidad de antivirales era y es muy pequeña. Las enfermedades agudas para las empresas farmacéuticas no son muy redituables como sí lo son las enfermedades crónicas que requieren un tratamiento a largo plazo. Esta realidad cambia cuando es masiva, cuando afecta a un gran número de personas (como sucedió en la pandemia). Las condiciones redituables para las farmacéuticas son o mucho tiempo de tratamientos (es el caso de las enfermedades crónicas) o mucha gente en poco tiempo padeciendo una misma enfermedad.
La ciencia avanza de manera muy rápida, pero también la enfermedad es un problema social. Los gobiernos deben abordar el tema desde distintas disciplinas.