FOCEM-IP Montevideo: un fructífero vínculo de ida y vuelta con la región

A fines de 2022, el Institut Pasteur de Montevideo (IP Montevideo) adquirió nuevos equipos que ayudan a mejorar la calidad de la investigación, gracias al aporte de más de 1 millón de dólares del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM).

Este hito se suma a la historia de más de una década del vínculo entre el instituto y el fondo regional, y transforma a FOCEM en una de las principales fuentes de financiamiento del IP Montevideo. Su apoyo ha permitido no solamente la adquisición de equipos, sino también la mejora de la infraestructura edilicia, la capacitación continua de recursos humanos y la generación de importantes vínculos con otros centros de investigación en la región.

Luis Barbeito, responsable del Laboratorio de Neurodegeneración y quien fue director ejecutivo del IP Montevideo en el origen del vínculo con FOCEM, cuenta en esta entrevista sobre la relevancia de esta relación y los hitos de tan valioso aporte en estos últimos diez años.

¿Cómo surgió el vínculo entre el IP Montevideo y FOCEM?

En 2010 fuimos invitados por el Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires (IBioBA) —juntamente con CONICET y el Instituto Max Planck de Alemania— y por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) a participar en un proyecto que se iba a postular a FOCEM. El requisito para aplicar era que en los proyectos hubiese institutos de investigación de cada país miembro del Mercosur. El IP Montevideo, entonces, se incorporó a trabajar invitado por esos dos institutos y también se sumaron dos centros de Paraguay. Así se conformó la Red de Institutos de Investigaciones en Biomedicina y se postuló al FOCEM. Finalmente, en 2012 se aprobó el proyecto y cada instituto recibió algunos millones de dólares.

¿Ese financiamiento fue otorgado para alcanzar un objetivo en concreto?

El financiamiento estaba dirigido a cumplir con los componentes del proyecto presentado. Por un lado, era para lo que se llamó “investigación en red”, es decir, investigaciones coordinadas con énfasis en aspectos tecnológicos, y de asistencia tecnológica y científica. Esto incluía, por un lado, pasantías para jóvenes investigadores y, por otro lado, la compra de equipamientos e insumos. El IP Montevideo se benefició durante años con esto.

También había contemplado un componente de cursos y entrenamiento de recursos humanos. Así fue que se financiaron decenas de cursos con el apoyo de FOCEM.

Por último, había una cuestión específica para Uruguay: el desarrollo de la biotecnología. Entonces, en nuestro país, la postulación del IP Montevideo al FOCEM fue apoyada en el seno del gobierno, sobre todo por el Ministerio de Industria, Energía y Minería. Eso involucró un componente de investigación e innovación.

En ese contexto, se creó el Espacio de Innovación del instituto, que fue muy importante. Se hizo un cerramiento en la planta baja que permitió la creación de 800 m2 de laboratorio. Originalmente parte de ese espacio estaba destinado a cuestiones administrativas, un salón de actos y tres salas de reuniones científicas, pero también espacios de laboratorio para que se pudieran instalar grupos con emprendimientos biotecnológicos, del personal del instituto o de afuera.

O sea, se trató de financiamiento para solucionar temas a nivel general y no cuestiones puntuales.

Exacto. El proyecto fue para fortalecer la infraestructura, pero también se compraron equipos e insumos, y se entrenaron personas, tanto por pasantías como por cursos. A su vez, se apoyó la investigación en red de forma muy amplia. No había un objetivo puntual. Fue y es algo que apelaba al fortalecimiento de la investigación en red y a la generación de vínculos entre los actores regionales.

Más recientemente, FOCEM también apoyó el trabajo contra Covid-19. ¿Cómo se dio ese aporte?

En marzo de 2020, con esta red de varias instituciones empezamos a analizar cómo FOCEM podía ayudar en el contexto de la pandemia de Covid-19. Entonces establecimos contactos con FOCEM, y sus representantes se mostraron muy receptivos. Fue así que, a las pocas semanas de aparecer los primeros casos en América Latina, FOCEM aportó un fondo de emergencia de US$ 20 millones para la lucha contra la pandemia.

Cada país tenía que hacer una estimación razonable y muy cuantificada de qué era lo que iba a precisar. La propuesta de Uruguay se dividió en tres partes. Una fue la creación y fabricación (en masa) de test PCR; después surgió otra línea de test rápidos, que se llegó a poner en marcha (LAMPS), pero no se continuó. La producción de kits diagnóstico tuvo un impacto muy grande, porque cuando en el mundo escaseaban, Uruguay tenía kits disponibles ya aprobados por el Ministerio de Salud Pública.

La segunda parte de la propuesta estaba vinculada a la secuenciación del virus. Como tercera parte se preveía un diagnóstico de seroprevalencia, es decir, el análisis de la respuesta inmunológica de anticuerpos contra el virus (y finalmente para evaluar la respuesta de los pacientes a las diferentes plataformas vacunales). El mismo plan fue propuesto, en diferentes énfasis, por los otros países del Mercosur.

En perspectiva, entonces, desde los orígenes del IP Montevideo, ¿FOCEM ha sido una de sus principales fuentes de financiamiento?

Sin dudas. En los últimos diez años, el aporte de FOCEM al instituto ha sido a través de equipamiento, insumos, infraestructura edilicia y de las centenas de personas que han seguido cursos, o que se han entrenado. Junto al aporte del gobierno nacional y del francés (para la instalación inicial del instituto), y de la Unión Europea, FOCEM es una de las principales fuentes de financiamiento externo que ha tenido el IP Montevideo.

Sin embargo, es necesario ver al fondo FOCEM como lo que es: un fondo que proviene del gobierno nacional, porque sus representantes son los que gestionan y piden dinero al Mercosur. Tanto el aporte de FOCEM, como el que hizo el gobierno francés en el origen del instituto y luego el de la Unión Europea, siempre se sustentan a partir de la decisión del Poder Ejecutivo, por más que sean fuentes diferentes al presupuesto nacional.

Recientemente el IP Montevideo incorporó equipamiento por 1 millón de dólares, también a partir de un instrumento de FOCEM. ¿A raíz de qué se da este nuevo financiamiento?

En 2021, la pandemia, su agresividad (y la llegada de las vacunas) cambió su rumbo de un minuto a otro. Esto hizo que los fondos que habían sido previstos para ese año y para 2022 destinados a la fabricación de kits se dejaran de usar, ya que el consumo había bajado. Tanto para Argentina como para Uruguay quedó un sobrante de dinero, cercano al millón de dólares, y ambos países solicitaron aplicar ese resto a la compra de equipos, con el compromiso de generar o aumentar el fortalecimiento tecnológico para prepararse para futuras amenazas de enfermedades infecciosas.

El IP Montevideo compró ese equipamiento y quedó comprometido a seguir colaborando con los otros países del Mercosur a cambio de este gesto que FOCEM tuvo con Argentina y Uruguay.

¿Qué se puede esperar a futuro con FOCEM? ¿Hay nuevos proyectos en el horizonte?

FOCEM, como programa del Mercosur, está terminando. Fue un proyecto que tuvo una vida. Ahora el Mercosur tiene que decidir si crea un nuevo programa y, en el caso de que lo haga, todas las partes de la Red de Institutos de Investigaciones en Biomedicina están muy dispuestas a presentar otro proyecto.

Aún no se sabe si habrá un nuevo fondo y, si lo hay, cuáles serían las condiciones y con cuánto dinero contaría. La red ya está trabajando en otro proyecto que va a haber que negociarlo según las necesidades que haya, a lo que diga el sector político y si va a estar destinado a la salud animal, la humana o al concepto de “Una sola salud”.

 

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