Marcela Díaz y la bioimagenología: ciencia, servicio y enseñanza
A fines de enero, la revista Nature invitó a Marcela Díaz, integrante de la Unidad de Bioimagenología Avanzada (UBA) del IP Montevideo y el Hospital de Clínicas, a escribir su experiencia como técnica en su sección Career Column. Con el título “From trainee to trainer: how I’m empowering imaging scientists in Latin America”, la columna es un reconocimiento a la labor de Marcela y a su desarrollo profesional desde un ámbito técnico.
En la actualidad, Marcela es técnica adjunta senior en la UBA. Ingresó al instituto en 2013 como asistente técnica del área de Microscopía y, en este camino, combinó su formación científico-académica y su conocimiento técnico para trabajar en colaboración con los investigadores. Así descubrió la carrera del “imaging scientist” y se enfocó en este ámbito.
Hoy, busca posicionarse como una referente en bioimagenología en la región y ayudar a otras personas a capacitarse en esta área de gran desarrollo. En esta entrevista, Marcela cuenta cómo fue su proceso para convertirse en capacitadora en bioimagenología, cómo ve el desarrollo tecnológico de esa área en Uruguay, la necesidad de reconocer el trabajo de los técnicos y los desafíos de la UBA.
¿Cómo fue tu llegada al instituto?
Ingresé al instituto a través de un llamado para asistente técnica del Servicio de Microscopía. En aquel momento, trabajaba en el Instituto Clemente Estable y estaba terminando la maestría en Neurociencias, no sabía por qué camino optar, solo sabía que me gustaba la microscopía y surgió esta oportunidad en el instituto. Desde entonces, opté por dejar un poco de lado la carrera académica y me dediqué a la parte técnica de servicio.
¿Qué ha significado para tu carrera el trabajo que estás haciendo en el instituto?
Gracias al instituto pude optar por este camino técnico, que ahora sigo. En ese proceso también descubrí algo que se llama “imaging scientist”, que traducido al español sería algo como “científico/a especialista en imágenes”, y descubrí que me gusta el servicio, trabajar con personas, todo a partir de este trabajo.
En el instituto también hubo un cambio en la nivelación con perspectiva de género que me favoreció porque logré un mejor cargo, ahora soy técnica adjunta senior. A través de esta nueva perspectiva pude contar una carrera para seguir avanzando desde el lado técnico; antes no existía nada igual. Los técnicos no teníamos una trayectoria que seguir como sí tenía el área científica académica, y esta oportunidad representó un avance para nuestro trabajo.
¿Cuáles son los desafíos y oportunidades que destacás de trabajar en la UBA?
Son muchos los desafíos. Por ejemplo, ahora me encargo de organizar el curso Fundamentos de Microscopía Óptica y tengo la idea de hacer una edición todos los años. Desde la UBA proyectamos agrandar más la Unidad y el servicio que realizamos. Queremos ser un centro en donde nos visite personal científico internacional para formarse con nosotros. Mi idea es participar también en todo ese proceso, estoy capacitándome y participando en cursos y congresos.
Como oportunidad, destaco la experiencia de trabajar con profesionales del exterior. Por ejemplo, el año pasado nos visitó Claire Brown, que es la directora de la Advanced BioImaging Facility de la McGill University de Montreal (Canadá), a quien considero, junto con Leonel Malacrida, mis mentores. Trabajar con ella seis meses me ayudó, en cierta forma, a encontrar mi carrera y a descubrir lo que me gusta en el trabajo.
La asistencia a los congresos de Latin American Bioimaging, Global Bioimaging, Bioimaging en Norteamérica también me permitió abrirme, conocer colegas internacionales y colaborar con ellos.
Con respecto a la región, ¿cómo ves el desarrollo de Uruguay en el ámbito de la microscopía?
¡Lo veo muy bien! En la UBA logramos un montón de cosas que a veces son difíciles por el contexto en el que estamos y, sin embargo, veo que tenemos muchas oportunidades de seguir creciendo, y en la región también. Además, contamos con el apoyo de las fundaciones internacionales que, desde que se creó la UBA en 2020 hasta ahora, nos permitió hacer varios congresos internacionales que nos dieron mucha visibilidad.
Noto que estamos bien parados, y a nivel internacional nos toman como referencia. Por ejemplo, el año pasado tuvimos la oportunidad de hacer “show shadowing”, que consiste en una persona que quiere formar una unidad de microscopía o que está trabajando en un centro de microscopía, que viene a trabajar contigo, observa cómo trabajas, las tareas que hacés y la forma en que las hacés para luego enriquecerse y llevarse ese conocimiento a su unidad. Esto lo hicimos con dos colegas que están formando su unidad de microscopía en un centro de investigación en Ciudad de Panamá. Este año recibiremos a dos colegas más que vendrán desde Chile y Argentina para aprender del funcionamiento de la UBA.
Nuestra unidad es reconocida por la Global BioImaging, aparecemos en su página web como facilitadores para recibir profesionales de otros países y hacer show shadowing. Ese reconocimiento a la UBA como un lugar referente para trabajar y capacitarse generó que colegas del exterior quieran acercarse a nosotros.
¿Cómo fue tu camino para transformarte de aprendiz en capacitadora?
Tiene que ver mucho con Claire Brown porque ella tiene un programa que se llama Montreal Life Microscopy Course Train the Trainer, que es un curso de la Global BioImaging que te enseña a enseñar los fundamentos en microscopía. Tuve una beca para asistir y nos capacitaron en cómo planificar un curso, eso incluyó cómo calcular el presupuesto, organizar los contenidos, elaborar los materiales para teóricos y prácticos, entre otros aspectos. Traje un montón de ideas y material para diseñar cursos en la UBA.
Leonel también vino desde California con un montón de técnicas avanzadas para aplicar en la Unidad. La realidad es que en la región hay cursos de fundamentos de la microscopía, pero en Uruguay no había, entonces fui a aprender para traer esos conocimientos a la UBA. Después diseñé el curso con la ayuda de Claire y el apoyo de Leonel.
También en el período que Claire vino a la UBA hicimos un curso de “Train the Trainer: Fundamentos de la Microscopía Óptica” en Argentina. Entonces, fue una manera de convertirme en mentora, el curso me permitió también generar una red de técnicos de microscopía (imagine scientist), que vinieron de Colombia, Chile y México.
En resumen, el proceso de crecimiento para convertirme de aprendiz a capacitadora se dio en un año. Comencé aprendiendo en el curso de microscopía, luego hice el Train the Trainers para aprender a enseñar y después me convertí en mentora para formar técnicos, que luego formarán a profesores y enseñarán a otros usuarios sobre los fundamentos de la microscopía.
Hiciste una carrera científica y trabajas como técnica en la UBA. ¿Cuál es tu vínculo como técnica con los investigadores/as a nivel de proyectos?
En mi caso, soy científica, hice la maestría en Neurociencias, así que cursé un camino académico científico, pero en mi trabajo no soy una científica académica convencional, que se centra en una pregunta biológica, sino que todos los días veo preguntas distintas y colaboro en proyectos de distintos investigadores, no solo del instituto, sino también de otros centros.
Mi trabajo me permite combinar las cosas que me gustan: hacer ciencia, enseñar y dar servicio. A veces colaboro solo con el uso de los microscopios y otras veces trabajo en cooperación con los proyectos de los investigadores/as.
Pero las técnicas y técnicos muchas veces notamos una falta de reconocimiento. Por ejemplo, el Sistema Nacional de Investigadores no incluye una categoría para nosotros, que también somos científicos y muchas veces hacemos ciencia, y aportamos al conocimiento. Al no estar categorizados nos cuesta acceder a becas para asistir a cursos y congresos, tampoco se abren llamados, por ejemplo.
¿Cómo ves el desarrollo tecnológico en un campo como el de la bioimagenología?
Avanza muy rápido, todos los días hay una técnica nueva de microscopía, por eso trato de leer e informarme. Es muy desafiante, porque todo el tiempo surgen técnicas nuevas y los investigadores a veces tienen problemas que se pueden resolver con esas técnicas. Así que tengo que estar actualizada para trabajar con esas tecnologías.
En este aspecto, una de las líneas de la UBA es el desarrollo tecnológico, no solo porque generamos tecnología sino porque también incorporamos otras nuevas que se desarrollan en el mundo y, gracias a proyectos que se han concretado se logró traer esa tecnología al instituto.
El año pasado, dos integrantes de la UBA viajaron a Alemania y aprendieron con técnicos locales a armar un microscopio con una nueva tecnología. Este año vamos a traer ese microscopio a la Unidad y nos va a permitir hacer muchas cosas, sobre todo microscopía en vivo con peces cebra.
Este año van a venir varios microscopios nuevos que van a ser los primeros con ese tipo de tecnología en Uruguay. La idea de la UBA es colaborar y abrir su uso a toda la comunidad científica.