Alicia Costábile, asistente técnica del Laboratorio de Evolución Experimental de Virus del IP Montevideo, comenzó una pasantía en el laboratorio del Dr. Drew Weissman, en la Universidad de Pensilvania, una semana antes que el científico recibiera, junto a la húngara Katalin Karikó, el Nobel de Medicina 2023 por sus hallazgos que permitieron el desarrollo de vacunas de ARN.
Alicia cuenta en sus palabras cómo vivió la experiencia de estar “en el momento y lugar justo”:
Llegué a Filadelfia muy emocionada de poder hacer una pasantía en el laboratorio del Dr. Weissman, un experto en el tema de vacunas de ARNm, tema que estamos tratando de abordar en Uruguay con Gonzalo Moratorio y Pilar Moreno. Aprender de primera mano cómo producir estas vacunas con los que más saben era mi objetivo para esta pasantía.
Cuando Gonzalo me propuso venir, lo primero que me dijo, además de vivir la experiencia de trabajar en un laboratorio de primer nivel y todo lo que iba a aprender, era que no había duda de que al Dr. Weissman le iban a dar un Nobel por su trabajo en este tema. Con mucho entusiasmo comenzamos a preparar el viaje, pensado inicialmente para junio, pero por los plazos para obtener la visa, se postergó para setiembre.
Solo una semana después de comenzar a ir al laboratorio, llega la noticia. Ese día no tenía ningún entrenamiento planificado en el laboratorio, pero luego del shock inicial y del festejo con mis compañeros en Uruguay por WhatsApp, me fui hasta el laboratorio: ¡Tengo que estar ahí a ver qué pasa!, pensé.
La gente estaba entre impactada y emocionada, un poco el mismo sentimiento que yo, pero supongo más exacerbado por trabajar directamente con un ganador del Nobel. Fuimos al brindis de la Facultad de Medicina al mediodía, y de tarde recibimos a Weissman en su nuevo y moderno laboratorio, con aplausos y palabras de autoridades. Todos los años veía en Twitter el recibimiento que le hacían a los Nobeles en sus laboratorios, ¡y ahora yo estaba en uno! La ola de aplausos mientras entraba al laboratorio ocurrió tal cual había visto en redes con otros Nobel. Me quedo con sus palabras, agradeciéndole a su equipo por el trabajo, e invitándolos a pensar en el futuro, a donde puede llevarnos esta tecnología en 10 o 20 años.
En los días siguientes, el laboratorio siguió como siempre, con los “Lab Meetings” de los miércoles y trabajando cada uno en sus proyectos, aunque seguro más emocionados y orgullosos.
Yo solo puedo pensar en que no solo aprendí a producir vacunas de ARNm, si no que fue en el laboratorio de un premio Nobel. Vivir este momento es sin dudas algo que recordaré siempre, solo por tener la suerte de estar en el momento y lugar justo (gracias embajada por demorar la fecha de la entrevista). Hablando con mis colegas en Uruguay decía, bromeando, “se me terminó la suerte de toda la vida”. Pero la gran Cora Chalar me dijo: “¡A lo mejor solo es el comienzo de una buena racha!”. Trabajaré para que así sea.