El trabajo fue desarrollado en el marco del doctorado de Amanda Camillo de Andrade, quien llevó a cabo su investigación durante su cotutela doctoral, bajo la supervisión de la Dra. Rosario Durán, IP Montevideo, y del Dr. Paulo Carvalho, Instituto Carlos Chagas, Fiocruz-Paraná. El estudio contó además con la participación de un equipo binacional de investigadores e investigadoras de ambas instituciones.
Las dos caras de una misma piel
El equipo, integrado por científicos y científicas del Laboratorio de Pesquisa Estrutural e Computacional (LPEC) de la Fiocruz-PR —Lucas Sales, Marlon Santos, Juliana Fischer y Paulo Carvalho— y de la Unidad de Bioquímica y Proteómica Analíticas del IP Montevideo —Rosario Durán—, realizó un estudio con cerca de 20 transportistas profesionales para investigar los efectos de la exposición solar crónica en la piel. La elección de este grupo se debió a la exposición asimétrica que experimentan al conducir: el lado izquierdo del rostro y del cuerpo recibe mucha más radiación que el derecho.
La epidermis, capa más externa de la piel, está formada por células que producen proteínas fundamentales para la protección y reparación del tejido. Ante el llamado “estrés cutáneo” —como ocurre con la exposición prolongada al sol—, estas proteínas se activan para defender y restaurar la piel.
En el caso de los conductores, esa activación ocurre de forma crónica y asimétrica, lo que lleva a un desequilibrio en la regulación de ciertas proteínas. Algunas de ellas aparecen en mayor cantidad en el lado más expuesto, lo que refleja un intento de la piel por adaptarse o defenderse frente al daño solar.
El envejecimiento de la piel —que se manifiesta con arrugas, pérdida de elasticidad y manchas— es, en realidad, un marcador visible del daño solar acumulado. Y ese daño, además de provocar un envejecimiento prematuro, aumenta el riesgo de mutaciones celulares que pueden derivar en cáncer de piel. Esto es especialmente preocupante en conductores expuestos diariamente al sol, para quienes aún no existen controles ni medidas de prevención sistemáticas.
En un primer estudio —financiado por la marca cosmética Vichy—, se analizaron muestras de hombres conductores, utilizando la tecnología desarrollada por el equipo, llamada MS SkinPen. La segunda etapa incluyó también a mujeres, lo que permitió validar los resultados observados.
Esa exposición diferencial permitió al equipo comparar el estado proteico de ambos lados del rostro en una misma persona, evitando variaciones entre individuos.
La herramienta creada consiste en un pequeño dispositivo que posibilita la recolección de piel de forma no invasiva e indolora, sin riesgo de contaminación, y permite su análisis mediante un equipo llamado espectrometro de masas, que identifica y mide las moléculas que hay en una muestra. Actualmente, la tecnología se encuentra en proceso de patenteamiento. Además, cuenta con un sistema de almacenamiento que conserva el material a bajas temperaturas, asegurando su integridad.
Aunque los participantes del estudio son de Curitiba (Brasil), los resultados son especialmente relevantes para Uruguay, donde la radiación ultravioleta es más intensa. Por eso, los investigadores destacan la necesidad de implementar medidas de protección solar en este tipo de profesiones.